14 de septiembre
Cuenta la leyenda que Santa Elena, madre del Emperador Constantino I, emprendió una búsqueda de la vera Cruz en la que fue crucificado nuestro Señor Jesucristo, llevándola a Jerusalén en el año 326. Una vez en la ciudad, tras interrogar a los más sabios judíos sobre el lugar de la crucifixión la llevaron hasta el monte de la Calavera (el Gólgota), lugar en el que el Emperador Adriano, mandó construir un templo a la diosa Venus, 200 años antes.
Santa Elena hizo demoler el templo de Venus y mandó excavar allí hasta que le llegaron noticias de que se habían hallado 3 cruces. Para saber cual de ellas era la verdadera, se dice que Santa Elena mandó colocar un difunto sobre las 3 cruces, y al entrar en contacto con la de Jesús, resucitó. La emperatriz y su hijo Constantino hicieron construir en el lugar del hallazgo un templo, la llamada Basílica del Santo Sepulcro, en la que guardaron la reliquia.
Mucho después, en el año 614, el rey persa Cosroes II tomó Jerusalén y, tras la victoria, se llevó la Vera Cruz y la puso en su trono, como símbolo de su desprecio a la religión de los cristianos.
Tras quince años de luchas, el emperador bizantino Heraclio lo venció definitivamente en el año 628. Poco después, en una ceremonia celebrada el 14 de septiembre de ese año, la Vera Cruz regresó a Jerusalén, llevada en persona por el emperador a través de la ciudad procesionalmente. Dice la leyenda que cuando el emperador, vestido con gran magnificencia, quiso cargar con la reliquia, fue incapaz de hacerlo, no siéndole posible hasta que no se despojó de todas las galas a imitación de la pobreza y la humildad de Cristo. Desde entonces, ese día quedó señalado en los calendarios litúrgicos como el de la Exaltación de la Santa Cruz.
En el mes de septiembre, esta Hermandad rinde culto a la Santa Cruz en el día de su Exaltación con un Triduo preparatorio, Función Principal el 14 de septiembre y posterior procesión a hombros de sus hermanas y devotas. Aunque inicialmente estos cultos se hacían en la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista, con la inauguración de la Capilla en el año 1974, se llevaron al pórtico de su Capilla, volviendo a la Iglesia Parroquial en el año 2017 y siguiendo así hasta nuestros días.
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